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Xolo, el perro mexicano

Inteligente, alegre y digno

 

Ejemplar de Xoloitzcuincle

El Xoloitzcuintle, Xoloescuincle, Choloescuintle o Xolo es una de las razas de perro más antiguas de las que se tiene conocimiento; hay estudios que datan la presencia de este perro en México (país en el que es endémico) desde hace más de tres milenios.

Dos son las teorías que intentan explicar los orígenes de estos perros sin pelo. Una postula que estos perros podrían haber cruzado el estrecho de Bering hace miles de años en compañía de los humanos desde Asia hacia América. Sin embargo, su falta de pelo hace que la teoría pierda fuerza, ya que esta característica les haría muy difícil la supervivencia ante temperaturas tan bajas.

La otra teoría, la más aceptada en la actualidad, afirma que los Xoloitzcuintle pudieron ser importados desde África por los asirios y los egipcios. En cualquier caso, se convirtió en el perro por antonomasia de México. Su nombre deriva del nombre del dios azteca de la vida y la muerte, Xólotl. En la mitología se creía que estos perros guiaban a las almas de los difuntos cuando viajaban al Mictlan, el inframundo, así que eran sacrificados y enterrados junto con los muertos a los que debían acompañar.

El Xolo es un perro muy particular, cuya principal característica es la ausencia de pelo, si bien algunos ejemplares pueden estar cubiertos de un suave manto (aunque este gen es recesivo y si se cruza con uno pelón no se heredará) o también tener unos mechones duros en la frente, los dedos y la punta de la cola. La cabeza, ancha y fuerte, va estrechándose hacia el hocico, con un stop ligero pero bien definido. Las orejas son grandes y de textura suave, muy elegantes, y las lleva siempre erectas. Los ojos, almendrados y expresivos. El Xoloitzcuintle se divide en tres categorías según su tamaño: estándar (45-60 cm), intermedio (35-45 cm) y miniatura (hasta 35 cm).

Este perro sin pelo mexicano es muy afectuoso con sus dueños y siente bastante apego hacia los niños. Sumamente devoto y fiel, resulta a veces excesivamente protector hacia su familia y bastante territorial; puede padecer fácilmente ansiedad por separación, por lo que es conveniente que esté acompañado la mayor parte del tiempo. Es más un perro de interior que de finca o jardín.

Los Xolos no requieren grandes cuidados específicos, aunque, dadas sus características, es recomendable protegerlos bien del frío cubriéndolos con abrigos; y del sol, aplicándoles protector solar cuando los saquemos de paseo o se dediquen a una de sus actividades favoritas: broncearse al sol.


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